España se ha vuelto a situar en 2013 a la cabeza de Europa en abandono escolar temprano, el que hace referencia a los jóvenes de 18 a 24 años que dejaron sus estudios tras completar la educación obligatoria o antes de graduarse. Un 23,5% de los jóvenes españoles había abandonado la enseñanza prematuramente el año pasado, el doble de la media comunitaria, situada en el 11,9%, según los datos publicados este viernes por la oficina de estadística comunitaria Eurostat. La paradoja es que el de 2013 es nuestro mejor dato histórico: España mejora en un punto y medio respecto al año anterior, y en ocho puntos si se compara con los datos de la última década. Lo que ocurre es que, en el mismo tiempo, otros han hecho mejor los deberes.
España ya lideró la estadística europea de abandono escolar temprano en 2012 y 2011, después de que Portugal y Malta encabezaran la tabla la última década (aunque en 2009 Portugal y España compartieron la tasa más alta). Pero los dos países han registrado una mejoría mayor que España en los últimos diez años, y eso que partían de posiciones peores: en 2003, Malta tenía un 49,9% de abandono y Portugal un 41,2%, mientras que España apenas superaba el 30%. El país vecino ha logrado reducir su tasa en 22 puntos y Malta hasta 29 puntos. La mejora de España, mientras tanto, ha sido más modesta.
“La evolución española es lenta porque solo se debe a que el mercado de trabajo es ahora menos atractivo para los jóvenes con baja cualificación, tras el pinchazo inmobiliario y el parón o incluso descenso temporal del turismo”, interpreta el catedrático de Sociología de la Universidad Complutense Mariano Fernández Enguita. “Es decir, no mejoramos más porque no hay una reforma adecuada del sistema educativo, que luche contra el fracaso escolar y revise a fondo los criterios de evaluación y acreditación”, apunta.
“Cuando el empleo crezca las aulas perderán alumnos”, dice un experto
Los expertos vinculan, por tanto, esa tibia caída coincidiendo con la crisis —desde 2008 el abandono ha empezado a disminuir— con la falta de oportunidades laborales de los jóvenes, que se mantienen en las aulas porque no encuentran trabajo. Y, de la misma forma que ha caído, subirá. “Cuando mejore la situación económica volverá el repunte de abandono, porque no se están tomando medidas para atajarlo”, sostiene el jefe del gabinete de estudios de CC OO, Miguel Recio, que dirigió en 2011 un trabajo que concluyó, entre otras cosas, que a los 19 años el desenganche educativo ya es irreversible.
Detrás del abandono escolar temprano, uno de los principales problemas de la educación española, hay causas sociales, pero también puramente educativas. Entre estas, señalan los expertos, que tenemos unas tasas de suspenso muy altas en la enseñanza obligatoria, que impiden a los estudiantes progresar hacia la educación posobligatoria. Una cierta “afición” a suspender, dice incluso el sociólogo Fernández Enguita. “Nuestras tasas de suspenso no se corresponden con el nivel de conocimientos que los chavales demuestran en el examen de PISA, aquí cuesta mucho sacar el título de ESO”, indica el jefe del gabinete de estudios de CC OO. “Es un hecho, cuando se miran las competencias en PISA estamos apenas por debajo de la media [de la OCDE en ese caso] y, sin embargo, cuando se miran las tasas de titulación estamos muy por debajo de la media europea”, añade Fernández Enguita.
“Hay que combatir el fracaso, para que la gente logre graduarse, y revisar los criterios con los que se suspende o aprueba”, indica el sociólogo. El fracaso, o lo que es lo mismo, los que no logran terminar la educación obligatoria, es del 10,6%. “Lo que ocurre aquí puede resumirse en un axioma: se enseña menos y se exige más”, concluye.
En educación universitaria se supera la media de la UE
En España hay, además, un déficit de escolarización en enseñanzas profesionales posobligatorias —la Formación Profesional— que es especialmente acusado en la FP de grado medio.Los graduados en FP de grado medio fueron el 29% en 2011, por debajo de la OCDE (38%) y de la Unión Europea de 21 (45%). “Por dos motivos, por la falta de plazas y porque como cuesta mucho obtener el título de secundaria, los chicos no pueden continuar por la FP”, asegura Recio. En otros países, el paso a las enseñanzas profesionales no requiere, como en España, el graduado en ESO. Así dan salida a los que no terminan la secundaria, que pueden seguir estudiando y no cuentan en las estadísticas de abandono.
La reforma educativa de la Ley Wert va a atajar previsiblemente el problema, pero en lo que a estadísticas se refiere. En una medida que algunos expertos como Enguita tachan de “artilugio contable”, los titulados en la nueva FP Básica —una enseñanza a medio camino entre lo profesional y lo educativo, dirigida a los que tienen dificultades para aprobar la secundaria— no estarán incluidos en el porcentaje de abandono escolar temprano. Se les considerará en un escalón por encima de la ESO, a pesar de no haber conseguido el título de enseñanza obligatoria (solo lo obtienen si se presentan voluntariamente a la futura reválida de secundaria). En la memoria de impacto normativo de la LOMCE, el ministerio calcula que se sacarán la FP Básica entre el 8% y el 12,5% de los jóvenes (aproximadamente, entre 35.000 y 54.000 al año). Cifras importantes que dejarán de engrosar el deshonroso dato del abandono.
La crisis ha provocado la bajada del abandono prematuro, como también motiva la otra cifra —esta sí, nada deshonrosa— que ha revelado Eurostat. España supera la media de la UE en el porcentaje de jóvenes entre 30 y 34 años que han completado la educación universitaria. Son el 40,7%, frente al 36,8% de promedio europeo. Esta estadística es la otra cara del comportamiento cultural educativo, según Tomás Escudero, catedrático de Diagnóstico en Educación de la Universidad de Zaragoza: “Las familias españolas, de cualquier estrato social, siguen pensando que el camino obligado para ser algo son los estudios universitarios, y si esto no funciona o no se puede entrar, a ganar dinero”.