Un estereotipo es la percepción exagerada y con pocos detalles, simplificada, que se tiene sobre una persona o grupo de personas que comparten ciertas características, cualidades y habilidades, y que buscan «justificar o racionalizar una cierta conducta en relación a determinada categoría social».1
Por lo general, cuando en algún caso se concreta es porque ya fue aceptada por la mayoría como patrón o modelo de cualidades o de conducta. Etimológicamente proviene de la palabra griega stereos, que significa sólido, y typos, que significa marca. El término se usa a menudo en un sentido negativo, considerándose que los estereotipos son creencias ilógicas que limitan la creatividad y que sólo se pueden cambiar mediante el razonamiento personal sobre ese tema. Los estereotipos son alegatos comunes del pasado. Incluyen una amplia variedad de alegaciones sobre diversos grupos raciales y predicciones de comportamiento basadas en el estatus social o la riqueza. Son esquemas de pensamiento o esquemas lingüísticos pre construidos que comparten los individuos de una misma comunidad social o cultural.
Existe una tripartición que nos permite entender cómo funcionan los estereotipos en las sociedades. Por un lado existe un componente cognitivo que nos permite reconocer un estereotipo porque encuadra con conocimientos previos que ya tenemos sobre el mismo, es una categoría que nos permite identificar y reconocer fácilmente a ciertos grupos. Por otro lado también existe un componente afectivo, donde entran en juego los sentimientos que experimentamos en relación a ese estereotipo, que pueden ser de prejuicio u hostilidad, o bien, ser positivos.
Finalmente en todo estereotipo hay un componente comportamental que supone llevar a la práctica acciones asociadas a esos sentimientos experimentados frente a ciertos estereotipos. Por ejemplo, cuando se le niega un trabajo a alguien por pertenecer a un grupo determinado. Estos tres componentes no necesariamente aparecen todos juntos, uno puede asociar a un grupos características negativas sin sentir hostilidad o reticencia hacia el mismo y sin excluirlos de ámbitos sociales como el trabajo.
Representar a alguien con ciertas características remite a un estereotipo, manifestar desprecio u hostilidad por su grupo de pertenencia se relaciona con un prejuicio, y finalmente llevar adelante acciones en base a esos prejuicios supone una discriminación.
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