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lunes, 3 de noviembre de 2014

Crisis de los 50

Los cincuentones pueden sentirse motivados a cambiar de vida si no están a gusto con ella. Hay tácticas y soluciones importantes.
En todas las décadas de la vida los seres humanos, hombres o mujeres, tienen crisis de la edad. Mientras a algunos los deprimen, a otros les dan fuerza para enfrentarlas y dejarlas pasar.
Sin embargo, la crisis de los 50, una etapa en la que no se está ni tan joven ni tan viejo, es la que realmente hace tambalear a la persona, porque tiene que ver con la autovaloración personal.
Según el psicólogo clínico David Aguirre Farfán, la madurez provoca que el cuerpo empiece a cambiar, no solo en la textura de la piel o el funcionamiento de los órganos, sino en la forma de pensar y de hablar.
¿Pero cómo saber si le está afectando? Sencillo, agrega, la persona deja de querer vivir. Si le gustaba ser activa, participar en grupos sociales o religiosos, de pronto se apaga y ya no quiere salir a disfrutar de la vida. Esto significa que está atravesando por una depresión reactiva o pasajera que si no se la atiende, puede traer trastornos.
Incluso a nivel familiar, en su relación con la pareja, piensa que ya le está disminuyendo la libido y que por eso las relaciones sexuales no son tan seguidas. También desea tomar un seguro de vida o ya no quiere viajar tanto porque siente temor.
Asimismo, dice la doctora Beatriz Gómez Sarmiento, psicóloga clínica, educativa y terapeuta familiar y de pareja, la crisis de los 50 aparece en algunas personas cuando sus expectativas de vida no las cumplieron o quedaron sueños sin cristalizarse ante el hecho de haberse casado o por la llegada “inesperada” de un hijo.Y en la parte social, dice, comienza a cerrar su círculo de amigos y mantiene el vínculo solo con unos cuantos; y en cuestión de seguir estudios piensa que es un desperdicio invertir dinero, porque cree que hay un tope y que a su edad ya no puede alcanzar una maestría o un Ph.D.
Igual sucede cuando llega la etapa del nido vacío, cuando los hijos deciden alejarse de su familia de origen por diversas razones, como estudios, trabajo, independencia o creación de nueva familia. La crisis también puede ser por desmotivación laboral, por realizar un trabajo que poco le agrada o porque el dinero no le alcanza para cubrir la canasta básica y la educación de sus hijos.

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