Alejandro Magno
Alejandro III de Macedonia Μέγας Αλέξανδρος | ||
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Rey de Macedonia Gran Rey de Media y Persia Faraón de la Dinastía Macedónica de Egipto | ||
Busto de Alejandro conocido como «Herma de Azara» o «Alejandro Azara». Copia romana en mármol de un original de Lisipo, c. 330 a. C. (Museo del Louvre). | ||
Información personal | ||
Reinado | Rey de Macedonia (336 a 323 a. C.) Rey de Media y Persia (330 a323 a. C.) Faraón de Egipto (332 a 323 a. C.) | |
Nacimiento | 20 o 21 de julio, 356 a. C. Pella, Macedonia | |
Fallecimiento | 10 o 13 de junio, 323 a. C. (32 años) Babilonia | |
Predecesor | Filipo II (como rey de Macedonia) Darío III (como rey de Media y Persia; y como faraón de Egipto) | |
Sucesor | Alejandro IV (como rey de Macedonia; y como rey de Media y Persia) Filipo III (como faraón de Egipto) | |
Familia | ||
Dinastía | Argéadas | |
Padre | Filipo II de Macedonia | |
Madre | Olimpia de Epiro | |
Consorte | Roxana de Bactriana, Estateiray Parysatis | |
Descendencia | Heracles de Macedonia yAlejandro IV de Macedonia | |
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Alejandro III de Macedonia, más conocido como Alejandro Magno (griego: Μέγας Αλέξανδρος, romanización:Mégas Aléxandros);1 (Pella, 20 o 21 de julio de 356 a. C.2 3 – Babilonia, 10 o 13 de junio, de 323 a. C.),4 fue el rey de Macedonia desde 336 a. C. hasta su muerte. Hijo y sucesor de Filipo II de Macedonia y Olimpia de Epiro. Filipo lo había preparado para reinar, proporcionándole una experiencia militar y encomendando a Aristóteles su formación intelectual. Alejandro Magno dedicó los primeros años de su reinado a imponer su autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, que habían aprovechado la muerte de Filipo para rebelarse. Y enseguida —en el 334 a. C.— lanzó a su ejército contra el poderoso y extenso Imperio Persa, continuando así la empresa que su padre había iniciado poco antes de morir: una guerra de venganza de los griegos —bajo el liderazgo de Macedonia— contra los persas.5
En su reinado de 13 años, cambió por completo la estructura política y cultural de la zona al conquistar el Imperio aqueménida y dar inicio a una época de extraordinario intercambio cultural, en la que los griegos se expandieron por los ámbitos mediterráneo y próximoriental. Es el llamado Período helenístico (323–30 a. C.) Tanto es así, que sus hazañas lo han convertido en un mito y, en algunos momentos, en casi una figura divina, posiblemente por la profunda religiosidad que manifestó a lo largo de su vida.6
Tras consolidar la frontera de los Balcanes y la hegemonía macedonia sobre las ciudades-estado de la antigua Grecia, poniendo fin a la rebelión que se produjo tras la muerte de su padre, Alejandro cruzó el Helesponto hacia Asia Menor (334 a. C.) y comenzó la conquista del Imperio Persa, regido por Darío III. Victorioso en las batallas deGránico (334), Issos (333), Gaugamela (331) y de la Puerta Persa (330), se hizo con un dominio que se extendía por la Hélade, Egipto, Anatolia, Oriente Próximo y Asia Central hasta los ríos Indo y Oxus. Habiendo avanzado hasta la India, donde derrotó al rey Poro en la batalla del Hidaspes (326), la negativa de sus tropas a continuar hacia Oriente le obligó a retornar a Babilonia, donde falleció sin completar sus planes de conquista de la península arábica. Con la llamada "política de fusión", Alejandro promovió la integración de los pueblos sometidos a la dominación macedonia promoviendo su incorporación al ejército y favoreciendo los matrimonios mixtos. Él mismo se casó con dos mujeres persas de noble cuna.
El conquistador macedonio falleció en circunstancias oscuras, dejando un imperio sin consolidar. El control sobre diversas regiones era débil en el mejor de los casos, y había partes del norte de Asia Menor que jamás se hallaron bajo dominio macedonio. Al morir sin nombrar claramente un heredero, le sucedió su medio hermano Filipo III Arrideo (323–17), que era deficiente, y su hijo póstumo Alejandro IV (323–9). Meros figurones, el verdadero poder estuvo en manos de sus generales, los llamados diádocos (sucesores), que iniciaron una lucha despiadada por la supremacía que conduciría al reparto del imperio de Alejandro y su fraccionamiento en una serie de reinos, entre los cuales acabarían imponiéndose el Egipto Ptolemaico, el Imperio Seléucida y la Macedonia antigónida.
Alejandro es el mayor de los iconos culturales de la Antigüedad, ensalzado como el más heroico de los grandes conquistadores, un segundo Aquiles, o vilipendiado como un tirano megalómano que destruyó la estabilidad creada por los persas. Su figura y legado ha estado presente en la historia y la cultura tanto de Occidente como de Oriente a lo largo de más de dos milenios, y ha inspirado a los grandes conquistadores de todos los tiempos, desde Julio César hasta Napoleón Bonaparte.
Índice
[ocultar]Vida
Nacimiento e infancia
Hijo de Filipo II, rey de Macedonia (dinastía de los Argéadas), y de Olimpia, hija de Neoptólemo I de Epiro, según Plutarco, el día de su nacimiento se tuvo noticia en la capital de tres triunfos, el del general Parmenión frente a los Ilirios, la victoria del sitio a una ciudad portuaria por su padre y la victoria del carro del rey en competición, que fueron considerados increíbles augurios en aquel tiempo,7 aunque quizá fueran meras invenciones posteriores creadas bajo la aureola de grandeza de este personaje.
Alejandro tenía el hábito de inclinar ligeramente la cabeza sobre el hombro derecho,8 era físicamente de hermosa presencia, de baja estatura con cutis blanco, cabello ondulado de color castaño claro y ojos heterócromos (el izquierdo marrón y el derecho gris), que no se sabe si eran así de nacimiento o como consecuencia de un traumatismo craneal.
Su educación fue inicialmente dirigida por Leónidas,9 un austero y estricto maestro macedonio que daba clases a los hijos de la más alta nobleza que lo inició en la ejercitación corporal pero también se encargó de su educación. Lisímaco, un profesor de letras bastante más amable y que se ganó el cariño del Magno llamándole Aquiles y a su padre, Peleo.9 Sin embargo, a los 13 años fue puesto bajo la tutela de Aristóteles, que sería su maestro en un retiro de la ciudad macedonia de Mieza y le daría lecciones sobre política, elocuencia y la historia natural. Sabía de memoria los poemas homéricos y todas las noches colocaba la Ilíada debajo de su cama.10 También leyó con avidez a Heródoto y a Píndaro.
Muy pronto (340 a. C.) su padre lo asoció a tareas del gobierno nombrándolo regente, a pesar de su juventud.11 En el 338 a. C.dirigió la caballería macedónica en la batalla de Queronea, siendo nombrado gobernador de Tracia ese mismo año.11 Desde pequeño, Alejandro demostró las características más destacadas de su personalidad: activo, enérgico, sensible y ambicioso. Es por eso que, a pesar de tener apenas 16 años, se vio obligado a repeler una insurrección armada.11 Se afirma que Aristóteles le aconsejó esperar para participar en batallas, pero Alejandro le respondió: «Si espero perderé la audacia de la juventud.»
Se cuentan numerosas anécdotas de su niñez, siendo la más referida aquella que narra Plutarco:12 Filipo II había comprado un gran caballo al que nadie conseguía montar ni domar. Alejandro, aún siendo un niño, se dio cuenta de que el caballo se asustaba de su propia sombra y lo montó dirigiendo su vista hacia el Sol. Tras domar a Bucéfalo, su caballo, su padre le dijo: «Búscate otro reino, hijo, pues Macedonia no es lo suficientemente grande para ti». Así fue, pues a los 20 años Alejandro comenzó la expedición de conquista del Imperio Persa.
Un nuevo matrimonio de su padre, que podría llegar a poner en peligro su derecho al trono (no conviene olvidar que el mismo Filipo fue regente de su sobrino Amintas IV (Hijo de Pérdicas III) hasta la mayoría de edad, pero se adueñó del trono), hizo que Alejandro se enemistara con Filipo. Es famosa la anécdota de cómo, en la celebración de la boda, el nuevo suegro de Filipo (un poderoso noble macedonio llamado Átalo) rogó porque el matrimonio diera un heredero legítimo al rey, en alusión a que la madre de Alejandro era una princesa de Epiro y que la nueva esposa de Filipo, siendo macedonia, daría a luz a un heredero totalmente macedonio y no mitad macedonio y mitad epirota como Alejandro, con lo cual sería posible que se relegara a este último de la sucesión. Alejandro se enfureció y le lanzó una copa, espetándole: «Y yo ¿qué soy? ¿un bastardo?» En ese momento Filipo, se acercó a poner orden, pero debido a su estado de embriaguez, se tropezó y cayó al suelo, lo que le granjeó una burla de Alejandro: «Quiere cruzar Asia, pero ni siquiera es capaz de pasar de un lecho a otro sin caerse.» La historia le valió la ira de su padre, por lo que Alejandro tuvo que irse a Epiro junto con su madre. Sin embargo, Filipo terminaría por perdonarle.11
Ascenso al poder
Después del asesinato de Filipo en el año 336 a. C. por Pausanias, un capitán de su guardia, Alejandro tomaría las riendas de Macedonia a la edad de 20 años como resultado de una conspiración que es atribuida generalmente a una historia amorosa de Filipo pero que se sospecha pudo ser planeada por Olimpia, madre de Alejandro, o por los persas.13 14
Tras suceder a su padre, Alejandro se encontró con que debía gobernar un país radicalmente distinto de aquel que heredó Filipo II 23 años antes, ya que Macedonia había pasado de ser un reino fronterizo pobre y desdeñado por los griegos a un territorio que tras el reinado de Filipo se consideraba como parte de la Hélade y un poderoso Estado militar de fronteras consolidadas con un ejército experimentado, que dominaba indirectamente a Grecia a través de la Liga de Corinto. En un discurso, puesto en boca de Alejandro por Arriano, se describía la transformación del pueblo macedonio en los siguientes términos:
Filipo os encontró como vagabundos y pobres, la mayoría de vosotros llevaba por vestidos pieles de ovejas, erais pastores de parvos ganados en las montañas y sólo podíais oponer escasas fuerzas para defenderos de los ilirios, los tribalios y los tracios en vuestras fronteras. Él os dio capas en lugar de pieles de oveja y os trajo desde las cimas de las montañas a las llanuras, él hizo que presentarais batalla a los bárbaros que eran vecinos vuestros, de tal modo que ahora confiáis en vuestro propio coraje y no en las fortificaciones. Él os convirtió en moradores de ciudades y os civilizó merced al don de leyes excelentes y buenas costumbres15
La muerte del gran Filipo supuso que algunas polis griegas sometidas por él se alzasen en armas contra Alejandro ante la aparente debilidad de la monarquía macedonia. No obstante, Alejandro demostró rápidamente su destreza militar atravesando Tesalia para someterla nuevamente11 (ya había sido conquistada por Filipo), y acto seguido venció a los griegos tomando y destruyendo Tebas,16 y obligando a Atenas a reconocer su supremacía17 18 haciéndose nombrar Hegemon, título que ya había ostentado su padre y que lo situaba como gobernante de toda Grecia19 consolidando así la hegemonía macedónica, tras lo cual Alejandro se dispuso a cumplir su siguiente proyecto: conquistar el Imperio Persa.
La conquista de Persia
Asia Menor
Alejandro cruzó el Helesponto hacia Asia Menor, pretendiendo seguir los planes de su padre de liberar a los 10 000 griegos que se encontraban bajo dominio persa. Hizo una breve parada en Troya, donde honró la tumba de su héroe Aquiles. En la primera contienda que se libró en territorio asiático, la batalla del Gránico, a orillas del riachuelo Gránico, los sátrapas le hicieron frente con un ejército de 40 000 hombres comandado por el astuto Memnón de Rodas y compuesto en su mayor parte por griegos mercenarios, pero el ejército persa ofreció una débil resistencia y fue vencido.20 21 En este combate Alejandro estuvo cerca de la muerte, pues un persa trató de asesinarlo por la espalda. Finalmente salvó la vida gracias aClito, uno de los hombres de confianza de Filipo, que de un sablazo le amputó la mano al agresor.22 Las ciudades griegas de las costas se entregaron ya sea por miedo o por querer ser liberadas.23 24
A finales de 334 a. C. decidió pasar el invierno en Gordión, antigua capital de Frigia. Allí se encontraba un famoso carro real, sujeto a un nudo muy complicado de deshacer. Según el oráculo de Gordión, quien supiera deshacerlo conquistaríaAsia.23 25 No se sabe si Alejandro desató el nudo pacientemente o si lo partió con su espada. En cualquier caso, la tormenta que siguió al hecho se interpretó como un claro signo de que Zeus daba su aprobación.26
El Levante mediterráneo
Una contraofensiva marítima de los persas en el Egeo, al mando de Memnón de Rodas y su flota, puso en peligro a laGrecia continental,27 pero esta amenaza se detuvo después de la victoria de Alejandro sobre Darío III en la batalla de Isos—pequeña llanura situada entre las montañas y el mar cerca de Siria— en el 333 a. C., en la cual, el rey Darío huyó amparado en la oscuridad de la noche dejando en el campo de batalla sus armas y su manto púrpura.28 El rey tomó conciencia de la amenaza y envió propuestas de negociación, que fueron desestimadas. Sin embargo, la familia de Darío III fue capturada en el interior de una lujosa tienda. Alejandro trató a todos con gran cortesía y les manifestó que no tenía ninguna cuestión personal contra Darío, sino que luchaba contra él para conquistar Asia.29
Alejandro conquistó fácilmente Fenicia, con excepción de la isla de Tiro, debiendo mantener un largo asedio —de enero a agosto de 332 a. C.— para capturarla, conocido como el Sitio de Tiro.30 Tras someter Gaza durante otro arduo sitio, Alejandro se dirigió a la satrapía de Egipto.
Egipto
Alejandro fue bien recibido por los egipcios, quienes le apoyaron en su lucha contra los persas, cuyos reyes habían dominado Egipto en dos ocasiones: de 523 a 404 a. C. (Dinastía XXVII) y de 343 a 332 a. C. (Dinastía XXXI). Como su salvador y libertador, por decisión popular se concedió a Alejandro la corona de los dos reinos, siendo nombrado faraón en noviembre de 332 a. C. en Menfis.31
En enero del 331 a. C. Alejandro fundó la ciudad de Alejandría en una zona costera muy fértil al oeste del delta del Nilo. Los motivos de la fundación eran tanto económicos (la apertura de una ruta comercial en el mar Egeo) como culturales (la creación de una ciudad al estilo griego en Egipto, cuya planificación se dejó en manos del arquitecto Dinócrates). La escritora inglesa Mary Renault, en su biografía de Alejandro, comenta:
De Menfis bajó por el río hasta la costa, donde tenía que tratar unos asuntos referentes a sus conquistas en Asia Menor. Navegó por el Delta y varó en las proximidades del lago Mareotis. Le pareció un sitio ideal para establecer una ciudad: buen fondeadero, buenas tierras, buen aire, buen acceso al Nilo. Estaba tan decidido a emprender las obras que deambuló por el emplazamiento, arrastrando tras de sí a arquitectos e ingenieros y señalando las situaciones de la plaza del mercado, de los templos de los dioses griegos y egipcios, de la vía real. Un hombre listo se percató de que Alejandro no tenía tiza para marcar y le ofreció harina, que el macedonio aceptó. Los pájaros se alimentaron de ella, por lo cual los adivinos previeron que la ciudad prosperaría y daría de comer a muchos forasteros, predicción que Alejandría sigue cumpliendo.Mary Renault, Alejandro Magno (p.77)
Posteriormente, tras un dificultoso viaje por el desierto, llegó al oasis de Siwa, donde el profeta del dios Amón le anunció que le saludaba tanto de parte del dios como de su padre. Alejandro preguntó si había quedado sin castigo alguno de los asesinos de su padre Filipo, y si se le concedería dominar a todos los hombres. Habiéndole dado el dios favorable respuesta y asegurándole que Filipo estaba vengado, Alejandro le hizo magníficas ofrendas, y entregó ricos presentes a los hombres allí destinados. También se dice que Alejandro, en una carta enviada a su madre, le comunicó haberle sido hechos ciertos vaticinios arcanos, que sólo a ella revelaría. Algunos han escrito que queriendo el profeta saludarle en idioma griego con cierto cariño le dijo "hijo mío", equivocándose en una letra; y que a Alejandro le agradó este error, por dar motivo a que pareciera le había llamado hijo de Zeus.32
La cultura del antiguo Egipto impresionó a Alejandro desde los primeros días de su estancia en este país. Los egipcios nos han dejado testimonio, grabado en piedra, de estos hechos y apetencias. En Karnak existe un bajorrelieve donde se representa a Alejandro haciendo ofrendas al dios Amón en calidad de converso. En él, viste la indumentaria de faraón:
- Nemes (el paño que cubre la cabeza y va por detrás de las orejas, clásico del antiguo Egipto), o la Corona Doble, roja y blanca.
- Cola litúrgica de chacal, que con el tiempo se transformó en «cola de toro».
- Ofrenda en cuatro vasos, como símbolo que indica «cantidad», «repetición», «abundancia» y «multiplicación».
En los jeroglíficos del muro se distinguen además los títulos de Alejandro-faraón que se representan dentro de un serej y un cartucho egipcio:
Titulatura | Jeroglífico | Transliteración (transcripción) - traducción - (referencias) |
Nombre de Horus: | ḥr mk kmt (Horus Mek Kemet) Protector de Egipto (Kemet) |
Nombre de Nesut-Bity: | stp.n rˁ mr imn (Setepenra Meryamón) Elegido de Ra; Amado de Amón |
Nombre de Sa-Ra: | ˁ l k s i n d r s (Aleksanders) Alejandro |
Mesopotamia
En esa época controló la situación de rebeldía en Anatolia y el Egeo,33 de tal modo que en la primavera del 331 a. C., desde Tiro, organizó los territorios conquistados. Darío, con un ejército más numeroso, decidió hacerle frente en Gaugamela a orillas del Tigris, pero apenas logró salvar su vida, ya que pese a la superioridad numérica se vio derrotado por el genio militar del joven rey macedonio.34 Así Alejandro con su ejército logró entrar en Babilonia quedando a las puertas del propio territorio persa.
Persia
En el año 331 a. C., el ejército macedonio invadió Persia entrando fácilmente a Susa, la vieja capital de Darío I, mientras que el derrotado Darío III huía hacia el interior del territorio persa en busca de fuerzas leales para enfrentar nuevamente a Alejandro.
Alejandro procedió cuidadosamente ocupando las ciudades, apoderándose de los caudales persas y asegurando las líneas de abastecimiento. Desde Susa pasó aPersépolis, capital ceremonial del Imperio Aqueménida, donde quemó el palacio de la ciudad durante una fiesta. Después se dirigieron hacia Ecbatana para perseguir a Darío. Lo encontraron asesinado por sus nobles, que ahora obedecían a Bessos.35 Alejandro honró a su otrora rival y enemigo y prometió perseguir a sus asesinos.36
Los extranjeros que vivían en Persia se sintieron identificados con Alejandro y se comprometieron con él para venerarle como nuevo gobernante. En su idea de conquista también estaba la de querer globalizar su Imperio mezclando distintas razas y culturas. Los sátrapas en su mayoría conservaron sus puestos, aunque supervisados por un oficial macedonio que controlaba las fuerzas armadas.
En el 330 a. C. Filotas, hijo de Parmenión, fue acusado de conspirar contra Alejandro y asesinado junto con su padre (por temor a que éste se rebelara al enterarse de la noticia).37 Asimismo, el primo de Alejandro, Amintas(Hijo de Pérdicas III), fue ejecutado por intentar pactar con los persas para convertirse en el nuevo rey (de hecho, era el legítimo sucesor al trono macedonio).38 Tiempo después hubo una nueva conjura contra Alejandro, ideada por sus pajes, la cual tampoco logró su objetivo. Tras esto, Calístenes (quien hasta ese momento había sido el encargado de redactar la historia de las travesías de Alejandro) fue considerado como impulsor de este complot, por lo que fue condenado a muerte. Sin embargo, él se quitó antes la vida.39
Uno de sus generales más queridos del último ejército legado por su padre fue Clito, apodado «El Negro», al que Alejandro nombraría antes de este incidente sátrapa de Bactriana. Alejandro, adoptando la costumbre persa de la proskynesis, pretendió ser adorado como un dios. En un banquete, su amigo Clito, cansado de tantas lisonjas y de oír cómo Alejandro se proclamaba mejor que su padre Filipo, le dijo indignado: «Toda la gloria que posees es gracias a tu padre»; incorporándose volvió a gritarle: «Sin mí, hubieras perecido en el Gránico.»40 41
Alejandro, que estaba ebrio, buscó su espada, pero uno de los guardias la ocultó. Clito fue sacado del lugar por varios amigos, pero regresó por otra puerta, y mirando fijamente al conquistador, repitió un verso de Eurípides: «Qué perversa costumbre han introducido los griegos.» Alejandro arrebató una lanza a uno de los guardias y mató a Clito, que se desplomó en medio del estupor de los presentes. Arrepentido del crimen, pasó 3 días encerrado en su tienda y algunos afirman que hasta trató de suicidarse a consecuencia de la muerte de su amigo.40 42
Asia Central
Tras muchas peripecias y conquistas, Alejandro había invadido la Sogdiana y la Bactriana,43 se había casado con la princesa Roxana,44 y llevaría a su ejército a atravesar el Hindu Kush45 y a dominar el valle del Indo, con la única resistencia del rey indio Poros en el río Hidaspes.46
A sus 32 años, su Imperio se extendía hasta el valle del Indo por el Este y hasta Egipto por el Oeste, donde fundó la famosa ciudad de Alejandría47 (hoy Al-Iskandría, الاسكندرية). Fundador prolífico de ciudades, esta ciudad egipcia habría de ser con mucho la más famosa de todas las Alejandrías fundadas por el también faraón Alejandro. De las 70 ciudades que fundó, 50 de ellas llevaban su nombre.
Con sus acciones extendió ampliamente la influencia de la civilización griega y preparó el camino para los reinos del período helenístico y la posterior expansión romana. Además, también fue un gran amante de las artes. Alejandro era consciente del poder de propaganda que puede tener el arte y supo muy bien controlar la reproducción de su efigie, cuya realización sólo autorizó a tres artistas: un escultor, Lisipo, un orfebre y un pintor, Apeles.48 Los biógrafos de Alejandro cuentan que éste tenía en gran aprecio al pintor y que visitaba con frecuencia su taller y que incluso se sometía a sus exigencias.
Invasión de India
Tras la muerte de Espitámenes y su boda con Roxana (Roshanak en bactriano) para consolidar sus relaciones con las nuevas satrapías de Asia Central, en el 326 a. C. Alejandro puso toda su atención en el subcontinente indio e invitó a todos los jefes tribales de la anterior satrapía de Gandhara, al norte de lo que ahora es Pakistán para que vinieran a él y se sometieran a su autoridad. Āmbhi, rey de Taxila, cuyo reino se extendía desde el Indo hasta el Hidaspes, aceptó someterse pero los rajás de algunos clanes de las montañas, incluyendo los aspasioi y los assakenoi de la tribu de los kambojas, conocidos en los textos indios como ashvayanas y ashvakayanas (nombres que se refieren a la naturaleza ecuestre de su sociedad, de la raíz sánscrita ashva, que significa ‘caballo’), se negaron a ello.
Alejandro tomó personalmente el mando de los portadores de escudo, los compañeros de a pie, los arqueros, los agrianos y los lanzadores de jabalina a caballo y los condujo a luchar contra la tribu de los kamboja de la que un historiador moderno escribe que «eran gentes valientes y le fue difícil a Alejandro aguantar sus acometidas, especialmente en Masaga y Aornos».
Alejandro se enzarzó en una feroz contienda contra los aspasioi en la que le hirieron en el hombro con un dardo, pero en la que los aspasioi perdieron la batalla y 40.000 de sus hombres cayeron prisioneros. Los assakenoi fueron al encuentro de Alejandro con un ejército de 30.000 soldados de caballería, 38.000 de infantería y 30 elefantes, lucharon valientemente y opusieron una tenaz resistencia al invasor en las batallas de las ciudades de Ora, Bazira y Masaga, ciudad esta última cuyo fuerte fue reducido sólo tras varios días de una sangrienta lucha en la que hirieron a Alejandro de gravedad en el tobillo.
Cuando el rajá de Masaga murió durante la batalla, el comandante supremo del ejército acudió a la vieja madre de éste, Cleofis, la cual también parecía dispuesta a defender su tierra hasta el final y asumió el control total del ejército, lo que empujó también a otras mujeres del lugar a luchar por lo que Alejandro sólo pudo controlar Masaga recurriendo a estratagemas políticas y actos de traición. Según Quinto Curcio Rufo, «Alejandro no sólo mató a toda la población de Masaga, sino que redujo sus edificios a escombros». Una matanza similar ocurrió en Ora, otro bastión de los assakenoi.
Mientras todas estas matanzas ocurrían en Masaga y Ora, varios assakenoi huyeron a una alta fortaleza llamada Aornos donde Alejandro los siguió de cerca y capturó la roca tras 4 días de sangrienta lucha. La historia de Masaga se repitió en Aornos, y la tribu de los assakenoi fue masacrada.
En sus escritos acerca de la campaña de Alejandro contra los assakenoi, Victor Hanson comenta: «Después de prometer a los assakenoi, quienes estaban rodeados, que salvarían sus vidas si capitulaban, ejecutó a todos los soldados que aceptaron rendirse. Las contiendas de Ora y Aornos se saldaron de forma similar. Probablemente todas sus guarniciones fueron aniquiladas.»
Sisikottos, que había ayudado a Alejandro en esta campaña, fue nombrado gobernador de Aornos. Tras reducir Aornos, Alejandro cruzó el Indo y luchó y ganó una batalla épica contra el gobernante local Poros, que controlaba la región dePanjab, en la batalla del Hidaspes del 326 a. C.
Tras la batalla, Alejandro quedó tan impresionado por la valentía de Poros que hizo una alianza con él y le nombró sátrapa de su propio reino al que añadió incluso algunas tierras que éste no poseía antes. Alejandro llamó Bucéfala a una de las dos ciudades que había fundado, en honor al caballo que le había traído a la India, y que habría muerto durante la contienda del Hidaspes. Alejandro siguió conquistando todos los afluyentes del río Indo.
Al este del reino de Poros, cerca del río Ganges, estaba el poderoso Imperio de Magadha gobernado por la dinastía Nanda. Temiendo la perspectiva de tener que enfrentarse con otro gran ejército indio y cansados por una larga campaña, el ejército macedonio se amotinó en el río Hífasis (actual río Beas), negándose a seguir hacia el Este:
El combate de Poro desmoralizó mucho a los Macedonios, apartándolos de querer internarse más en la India: Pues no bien habían rechazado a éste, que les había hecho frente con 20.000 infantes y 2.000 caballos, cuando ya se hacía de nuevo resistencia a Alejandro, que se disponía a forzar el paso del río Ganges, cuya anchura sabían era de 32 estadios, y su profundidad de 100 brazas, y, que la orilla opuesta estaba cubierta con gran número de hombres armados, de caballos y elefantes; porque se decía que le estaban esperando los reyes de los gandaritas y los preslos, con 80.000 caballos, 200.000 infantes, 8.000 carros y 6.000 elefantes de guerra.49
Alejandro, tras reunirse con su oficial Coeno, se convenció de que era mejor regresar. Alejandro no tuvo más remedio que dirigirse al sur. Por el camino su ejército se topó con los malios. Los malios eran las tribus más aguerridas del sur de Asia por aquellos tiempos. El ejército de Alejandro desafió a los malios, y la batalla los condujo hasta la ciudadela malia. Durante el asalto, el propio Alejandro fue herido gravemente por una flecha malia en el pulmón. Sus soldados, creyendo que el rey estaba muerto, tomaron la ciudadela y descargaron su furia contra los malios que se habían refugiado en ella, llevando a cabo una masacre, y no perdonaron la vida a ningún hombre, mujer o niño. A pesar de ello y gracias al esfuerzo de su cirujano, Critodemo de Cos, Alejandro sobrevivió a esa herida. Después de esto, los malios supervivientes se rindieron ante las fuerzas macedónicas, y éstas pudieron continuar su marcha. Alejandro envió a la mayor parte de sus efectivos aCarmania (al sur del actual Irán) bajo el mando del general Crátero, y ordenó montar una flota para explorar el Golfo Pérsico bajo el mando de su almirante Nearco, mientras que él conduciría al resto del ejército de vuelta a Persia por la ruta del sur a través del desierto de Gedrosia (ahora parte del sur de Irán y de Makrán, en Pakistán).
Alejandro dejó, no obstante, refuerzos en la India. Nombró a su oficial Peitón sátrapa del territorio del Indo, cargo que éste ocuparía durante los próximos 10 años hasta el 316 a. C., y en Panyab dejó a cargo del ejército a Eudemos, junto con Porosy Āmbhi. Eudemos se convirtió en gobernador de una parte de Panyab después de que éstos murieran. Él y Peitón volvieron a Occidente en el 316 a. C. con sus ejércitos. En el 321 a. C., Chandragupta Mauria fundó el Imperio mauria en la India y expulsó a los sátrapas griegos.
Últimos años
Tras enterarse de que muchos de sus sátrapas y delegados militares habían abusado de sus poderes en su ausencia, Alejandro ejecutó a varios de ellos como ejemplo mientras se dirigía a Susa. Como gesto de agradecimiento, Alejandro pagó las deudas de sus soldados, y anunció que enviaría a los veteranos mayores a Macedonia bajo el mando de Crátero, pero sus tropas malinterpretaron sus intenciones y se amotinaron en la ciudad de Opis, negándose a partir y criticando con amargura su adopción de las costumbres y forma de vestir de los persas, así como la introducción de oficiales y soldados persas en las unidades macedonias. Alejandro ejecutó a los cabecillas del motín, pero perdonó a las tropas. En un intento de crear una atmósfera de armonía entre sus súbditos persas y macedonios, casó en una ceremonia masiva a sus oficiales más importantes con persas y otras nobles de Susa, pero pocas de esas parejas duraron más de un año. Mientras tanto, en su regreso, Alejandro descubrió que algunos hombres habían saqueado la tumba de Ciro II el Grande, y los ejecutó sin dilación, ya que se trataba de los hombres que debían vigilar la tumba que Alejandro honraba.
En su intento de mezclar la cultura persa y la griega entrenó a un regimiento de muchachos persas para combatir a la manera macedonia. La mayoría de los historiadores creen que Alejandro adoptó el título real persa de Shahanshah (Rey de Reyes).
Tras viajar a Ecbatana para recuperar lo que quedaba del tesoro persa, su amigo más íntimo, Hefestión, murió a causa de una enfermedad o envenenado, muerte que afectó mucho a Alejandro.50
Muerte
El 13 de junio del 323 a. C. (10, según otros autores), Alejandro murió en el palacio deNabucodonosor II de Babilonia. Le faltaba poco más de un mes para cumplir los 33 años de edad. Existen varias teorías sobre la causa de su muerte, que incluyen envenenamiento por parte de los hijos de Antípatro (Casandro y Yolas, siendo éste último, copero de Alejandro) u otros, enfermedad (se sugiere que pudo ser la fiebre del Nilo), o una recaída de la malaria que contrajo en el 336 a. C. Se sabe que el 2 de junio Alejandro participó en un banquete organizado por su amigo Medio de Larisa. Tras beber copiosamente, inmediatamente antes o después de su baño, le metieron en la cama por encontrarse gravemente enfermo. Los rumores de su enfermedad circulaban entre las tropas, que se pusieron cada vez más nerviosas. El 12 de junio, los generales decidieron dejar pasar a los soldados para que vieran a su rey vivo por última vez, de uno en uno. Ya que el rey estaba demasiado enfermo como para hablar, les hacía gestos de reconocimiento con la mirada y las manos. Al día siguiente, Alejandro ya estaba muerto. Al morir sólo dijo esto: "Preveo un gran funeral en mi honor". Y respondió la última pregunta unos minutos antes de morir: ¿Cuál es tu testamento? ¿a quién se lo dejas?, a lo que respondió: "Al más digno".
Causas
La teoría del envenenamiento deriva de la historia que sostenían en la antigüedad Justino y Curcio. Según ellos, Casandro, hijo de Antípatro, regente de Grecia, transportó el veneno a Babilonia con una mula, y el copero real de Alejandro, Yolas, hermano de Casandro y amante de Medio de Larisa, se lo administró. Muchos tenían razones de peso para deshacerse de Alejandro. Las sustancias mortales que podrían haber matado a Alejandro en una o más dosis incluyen el heléboro y la estricnina. Según la opinión del historiador Robin Lane Fox, el argumento más fuerte contra la teoría del envenenamiento es el hecho de que pasaron 12 días entre el comienzo de la enfermedad y su muerte y en el mundo antiguo no había, con casi toda probabilidad, venenos que tuvieran efectos de tan larga duración.
Las disputas sucesorias
Alejandro no tenía ningún heredero legítimo y obvio. Su medio hermano Filipo Arrideo era deficiente, y su hijo Alejandronacería tras su muerte, y su otro hijo Heracles, cuya paternidad está cuestionada, era de una concubina.51 Debido a ello la cuestión sucesoria era de vital importancia.
En su lecho de muerte, sus generales le preguntaron a quién legaría su reino. Se debate mucho lo que Alejandro respondió: algunos creen que dijo Krat'eroi (‘al más fuerte’) y otros que dijo Krater'oi (‘a Crátero’). Esto es posible porque la pronunciación griega de ‘el más fuerte’ y ‘Crátero’ difieren sólo por la posición de la sílaba acentuada. La mayoría de los historiadores creen que si Alejandro hubiera tenido la intención de elegir a uno de sus generales obviamente habría elegido a Crátero porque era el comandante de la parte más grande del ejército, la infantería, porque había demostrado ser un excelente estratega, y porque tenía las cualidades del macedonio ideal. Pero Crátero no estaba presente, y los otros pudieron haber elegido oír Krat'eroi, ‘el más fuerte’. Fuera cual fuese su respuesta, Crátero no parecía ansiar el cargo. Entonces, el imperio se dividió entre sus sucesores (los diádocos).
Todos sus familiares y herederos, tanto su madre Olimpia, su esposa Roxana, su hijo Alejandro, su amante Barsine y su hijo Heracles, fueron mandados asesinar por Casandro, lo que llevó a la extinción de la dinastía Argéada.
A pesar de los intentos de mantener unificado el Imperio macedónico, éste acabaría por dividirse en varios reinos independientes que fundaron sus dinastías.
- Dinastía Tolemaica: Tolomeo se convirtió desde un primer momento en gobernante de Egipto y se mantuvo aislado y estable desde el principio.
- Dinastía Antigónida: con centro en Macedonia y con el hijo de Antígono Monoftalmos, Demetrio como rey; esta dinastía conquistó su reino a Casandro y ocupó también Grecia.
- Dinastía Seléucida: Con base en Mesopotamia y Siria, Seleuco dominó después un territorio más amplio, ya que se adueñó de Asia, que estaba en poder de Antígono.
Testamento
Algunos autores clásicos, como Diodoro, relatan que Alejandro dio detalladas instrucciones por escrito a Crátero poco antes de su muerte. Aunque Crátero ya había empezado a cumplir órdenes de Alejandro, como la construcción de una flota en Cilicia para realizar una expedición contra Cartago, los sucesores de Alejandro decidieron no llevarlas a cabo, basándose en que eran poco prácticas y extravagantes. El testamento, descrito en el libro XVIII de Diodoro, pedía expandir el imperio por el sur y el oeste del Mediterráneo, hacer construcciones monumentales y mezclar las razas occidentales y orientales. Sus puntos más interesantes fueron:
- Completar el monumento funerario en honor a Hefestión;
- Construir «mil barcos de guerra, más grandes que los trirremes, en Fenicia, Siria, Cilicia y Chipre para la campaña contra los cartagineses y aquellos que viven por la costa de Libia e Iberia y las regiones costeras que se extienden hasta Sicilia»;
- Construir una carretera desde el norte de África hasta las columnas de Heracles, con puertos y astilleros alrededor;
- Erigir grandes templos en Delos, Delfos, Dodona, Dión, Anfípolis, Cirno e Ilión;
- Construir una tumba monumental «que rivalice con las pirámides de Egipto» para su padre Filipo;
- Establecer ciudades y «llevar poblaciones de Asia a Europa y también en la dirección opuesta de Europa a Asia, para traer unidad y amistad al continente más extenso a través de enlaces matrimoniales y la unión familiar».
Tumba
El cuerpo de Alejandro se colocó en un sarcófago antropomorfo de oro, que se puso a su vez en otro ataúd de oro y se cubrió con una capa púrpura. Pusieron este ataúd junto con su armadura en un carruaje dorado que tenía un techo abovedado soportado por peristilos jónicos. La decoración del carruaje era muy lujosa y fue descrita por Diodoro con gran detalle. Mary Renault nos resume sus palabras:
El féretro era de oro y el cuerpo que contenía estaba cubierto de especias preciosas. Los cubría un paño mortuorio púrpura bordado en oro, sobre el cual se exponía la panoplia de Alejandro. Encima, se construyó un templo dorado. Columnas jónicas de oro, entrelazadas con acanto, sustentaban un techo abovedado de escamas de oro incrustadas de joyas y coronado por una relumbrante corona de olivo en oro que bajo el sol llameaba como los relámpagos. En cada esquina se alzaba una Victoria, también en noble metal, que sostenía un trofeo. La cornisa de oro de abajo estaba grabada en relieve con testas de íbice de las que pendían anillas doradas que sustentaban una guirnalda brillante y policroma. En los extremos tenía borlas y de éstas pendían grandes campanas de timbre diáfano y resonante. Bajo la cornisa habían pintado un friso. En el primer panel, Alejandro aparecía en un carro de gala, «con un cetro realmente espléndido en las manos», acompañado de guardaespaldas macedonios y persas. El segundo representaba un desfile de elefantes indios de guerra; el tercero, a la caballería en orden de combate, y el último, a la flota. Los espacios entre las columnas estaban cubiertos por una malla dorada que protegía del sol y de la lluvia el sarcófago tapizado, pero no obstruía la mirada de los visitantes. Disponía de una entrada guardada por leones de oro. Los ejes de las ruedas doradas acababan en cabezas de león cuyos dientes sostenían lanzas. Algo habían inventado para proteger la carga de los golpes. La estructura era acarreada por sesenta y cuatro mulas que, en tiros de cuatro, estaban uncidas a cuatro yugos; cada mula contaba con una corona dorada, un cascabel de oro colgado de cada quijada y un collar incrustado de gemas.Mary Renault, Alejandro Magno, pág. 2.
Según una leyenda, se conservó el cadáver de Alejandro en un recipiente de arcilla lleno de miel (que puede actuar como conservante) e introducido en un ataúd de cristal. Claudio Eliano cuenta que Ptolomeo robó el cuerpo mientras lo llevaban a Macedonia y lo trajo a Alejandría, donde se mostró hasta la Antigüedad Tardía.52 Ptolomeo IX, uno de los últimos sucesores de Ptolomeo I, reemplazó el sarcófago de Alejandro por uno de cristal, y fundió el oro del original para acuñar monedas y saldar deudas que surgieron durante su reinado. Los ciudadanos de Alejandría se mostraron horrorizados por esto y poco después Ptolomeo IX fue asesinado.
Se dice que el emperador romano Calígula saqueó la tumba, robando la coraza de Alejandro para ponérsela. Alrededor del 200 d. C., el emperador Septimio Severo cerró la tumba de Alejandro al público. Su hijo y sucesor, Caracalla, admiraba mucho a Alejandro y visitó la tumba durante su reinado. Tras esto, los detalles sobre el destino de la tumba son confusos.
Ahora se piensa que el llamado «Sarcófago de Alejandro», descubierto cerca de Sidón y ahora situado en el Museo Arqueológico de Estambul, pertenecía en realidad a Abdalónimo, a quien Hefestión nombró rey de Sidón por orden de Alejandro. El sarcófago muestra a Alejandro y a sus compañeros cazando y luchando contra los persas.
El ejército de Alejandro Magno
El ejército macedonio bajo Filipo II y Alejandro Magno consistía de diferentes cuerpos que se complementaban entre sí: caballería pesada y caballería ligera; infantería pesada e infantería ligera.
La caballería pesada la constituían los hetairoi o compañeros formados en escuadrones ilai de 256 jinetes con casco beocio, coraza de bronce o linotorax, equipados con xyston o lanza de 3,80 m y una espada. Los compañeros formaban la unidad de élite de caballería aristocrática macedonia, siendo el principal elemento ofensivo de Alejandro. En batalla, los compañeros se formaban a la derecha de los hypspistas: los 9 escuadrones en el orden del día con el escuadrón real de 300 jinetes tomando el lugar de honor en la línea bajo el mando de Clito, cuyo deber era el de proteger al rey en batalla; a su izquierda formaban los otros compañeros en 8 escuadrones de 256 compañeros, subdivididos en 4 unidades de 64 jinetes bajo el mando de Filotas. La infantería macedonia actuaba de «yunque», mientras que la caballería era el «martillo» que azotaba al enemigo.
Frente a los compañeros se formaban los arqueros y agrianos y protegiendo su flanco derecho los prodromoi y demás caballería ligera.
La caballería aliada tesalia servía también como caballería pesada, armados y equipados como los compañeros, presuntamente la mejor caballería de toda Grecia y cuya misión era proteger el flanco izquierdo de la falange macedonia. El escuadrón de Farsalia servía de guardia a Parmenio. Al principio de la campaña había 1.800 jinetes tesalios.
Éstos a su vez eran apoyados por el resto de la caballería pesada griega. Este contingente aliado era parte de la fuerza con que contribuyó la Liga Helénica al ejército macedonio y que además servían de rehenes para garantizar el buen comportamiento de sus respectivas ciudades.
La caballería ligera consistía de los prodromoi o exploradores con casco beocio y sin más armadura, cuyo deber era el de reconocer el territorio enemigo que el ejército atravesaría, y en batalla se formaban a la derecha de los compañeros. Usaban la sarissa o pica de los falangistas, pero podían estar armados con jabalinas para reconocimiento y exploración.
Los prodromoi a su vez estaban apoyados por la caballería tracia, odrisios y paionios en su mayoría, armados y equipados con casco tracio o, en el caso de los paionios, con casco ático sin más armadura y blandiendo lanza y espada.
Su ejército se componía de treinta mil hombres de infantería y cinco mil de caballería, según los que dicen menos. Los que más, le dan hasta treinta y cuatro mil infantes y cuatro mil caballos.32
Matrimonios y sexualidad
Generalmente se considera que el objeto principal de los afectos de Alejandro fue su compañero, comandante de caballería y posible amante, Hefestión, al que probablemente se hallaba unido desde la niñez, dado que ambos se educaron en la corte de Pella. Hefestión hace su aparición en la Historia en el momento en que el conquistador alcanza Troya. Allí ambos amigos realizaron sacrificios en los altares de los héroes de la Ilíada, Alejandro honrando a Aquiles y Hefestión a Patroclo, lo que es indicativo de cómo concebían su relación: Claudio Eliano afirmaba que «de esa manera Alejandro implicó que él (Hefestión) era su objeto de amor, como Patroclo lo fue de Aquiles».'53
Su sexualidad ambivalente ha provocado controversia desde los mismos días del conquistador macedonio. La carta 24 atribuida a Diógenes de Sinope —aunque escrita en el primer o segundo siglo de nuestra era, y reflejando probablemente los chismes de los días de Alejandro— expresa que amonestó a Alejandro diciendo «Si quieres ser hermoso y bueno (kalos kai agathos), arroja ese trapo que tienes sobre tu cabeza y ven con nosotros. Pero no serás capaz de hacerlo, dado que estás dominado por los muslos de Hefestión». Y Curcio relata que «Alejandro despreciaba los placeres sensuales a tal grado que su madre estaba ansiosa por temor de que éste no le dejase descendencia». Para agudizar su apetito por las mujeres, el rey Filipo (que ya había reprochado a su hijo por cantar con voz demasiado aguda) junto a su madre Olimpia, trajo a una costosa cortesana llamada Kallixeina. Pero no todos los antiguos pensaban igual. Eumenes (370-265) afirmaba que Alejandro «no se sentía a gusto con el sexo».
Posteriormente, a lo largo de su vida, Alejandro se casó con varias princesas de los anteriores territorios persas: Roxana, hija del sátrapa Oxiartes de Bactria,Barsine-Estatira, hija del rey Darío III, y Parysatis, hija del rey Artajerjes III. Alejandro fue padre de al menos dos niños: Heracles de Macedonia, nacido en el 327 a. C. de la princesa Barsine, hija del sátrapa Artabazo de Frigia, y Alejandro IV de Macedonia, nacido en el 323 a. C. de la princesa Roxana.
Curcio mantiene que Alejandro también tomó como amante a «Bagoas, un eunuco de excepcional belleza y en la flor de su juventud, con el cual Darío había intimado y con el cual Alejandro luego intimaría»54 (en la antigüedad los eunucos solían ser emasculados sólo de las gónadas). Eumenes escribe que, antes de aventurarse aún más al Este, Alejandro instaló a Bagoas en una villa en las afueras de Babilonia y requirió a todos sus oficiales y cortesanos —ya fuesen griegos o persas— a rendirle honores (esto es, a presentarle costosos regalos). El favor de Alejandro por Bagoas es también obvio con el subsiguiente nombramiento de éste como uno de los trierarcas, que eran hombres de carácter que supervisaban y financiaban la construcción de barcos para el viaje de regreso a la patria. Su relación parece haber sido bien conocida entre sus tropas, ya que Plutarco relata un episodio (también mencionado por Athenaios y Dicaearco) durante unos festejos cuando regresaban de la India, en los cuales sus hombres clamaban a Alejandro que besase abiertamente a Bagoas, accediendo a esta solicitud. Cualquiera que fuese su relación con Bagoas, no fue impedimento para que éste tuviese relaciones con su reina: seis meses después de la muerte de Alejandro, Roxana dio a luz a su hijo y heredero Alejandro IV. Además de Bagoas, Curcio menciona otro amante de Alejandro, Euxenippos, «cuya joven belleza lo llenaba de entusiasmo».55
La cuestión de si Alejandro fue homosexual, bisexual o incluso transformista (durante las fiestas ocasionalmente se vestía con el vestido plateado de Atenea), tomando para ello su significado moderno, es controvertida. Recientemente, muchos griegos han expresado indignación ante tales sugerencias en relación con su héroe nacional. Ellos argumentan que los relatos históricos que describen las relaciones sexuales de Alejandro con Hefestión y Bagoas fueron escritos siglos después de los hechos, y que de ese modo nunca puede establecerse cuál fue la relación «real» con sus acompañantes masculinos. Otros argumentan que lo mismo puede ser dicho respecto de toda la información disponible acerca de Alejandro Magno.
Tales debates, de todos modos, son considerados anacronismos por los eruditos en ese período, quienes señalan que el concepto de homosexualidad no existía en la Antigüedad: la atracción sexual entre hombres era vista como normal y parte universal de la naturaleza humana, ya que el hombre era atraído hacia la belleza, que era un atributo de la juventud, independientemente del sexo. Si la vida amorosa de Alejandro fue transgresora lo fue no por su amor hacia jóvenes bellos, sino por su relación con hombres de su propia edad en un tiempo en el que el modelo estándar del amor masculino era el que relacionaba hombres mayores con otros mucho más jóvenes.
Ancestros
8. Arrhidaeus | ||||||||||||||||
4. Amintas III de Macedonia | ||||||||||||||||
2. Filipo II de Macedonia | ||||||||||||||||
20. Arrabeo | ||||||||||||||||
10. Sirra de Lincestis | ||||||||||||||||
5. Eurídice I de Macedonia | ||||||||||||||||
1. Alejandro Magno | ||||||||||||||||
24. Táripe | ||||||||||||||||
12. Alcetas I de Epiro | ||||||||||||||||
6. Neoptólemo I de Epiro | ||||||||||||||||
3. Olimpia de Epiro | ||||||||||||||||
Alejandro en la posteridad
Principalmente en Asia, Alejandro Magno es adjetivado Dhul-Qarnayn (‘el de dos cuernos’),56 porque se hacía representar como el dios Zeus-Amón, llevando una diadema con dos cuernos de carnero (el animal que representa a Amón), y por los dos largos penachos blancos que salían de su yelmo.
La figura del rey macedonio se prestó desde la Antigüedad a todo tipo de fantasías legendarias. Así, una leyenda neogriega recogida por Nikolaos Politis presenta a Alejandro obsesionado por la inmortalidad (como Gilgamesh) y emprendiendo en vano la búsqueda del agua sagrada que podría proporcionársela.57
Los zoroastristas lo recuerdan en el Arda Viraf como el «maldito Alejandro», responsable de la destrucción del Imperio Persa y el incendio de su fastuosa capital, Persépolis.
Entre las culturas orientales se le conoce como Eskandar-e Maqduni (‘Alejandro de Macedonia’) en persa, Dhul-Qarnayn(‘el de los dos cuernos’) en las tradiciones del Medio Oriente, Al-Iskandar al-Akbar الإسكندر الأكبر en árabe, Sikandar-e-azamen urdu e hindi, Skandar en pashto, Alexander Mokdon en hebreo, y Tre-Qarnayia (‘el de los dos cuernos’) en arameo, debido a una imagen empleada en monedas acuñadas durante su reinado en las que aparece con los cuernos de carnero del dios egipcio Amón. Sikandar, su nombre en urdu e hindi, también se utiliza como sinónimo de ‘experto’ o ‘extremadamente hábil’.
Influencia en la Antigua Roma
Al final de la República y a principios del Imperio, los ciudadanos romanos cultos usaban el latín sólo para asuntos legales, políticos y ceremoniales, empleando elgriego para hablar sobre filosofía o sobre cualquier otro debate intelectual. A ningún romano le gustaba oír que su dominio de la lengua griega era pobre. En el mundo romano, la única lengua que se hablaba en todas partes era la koiné, variante de griego que hablaba Alejandro.
Muchos romanos admiraban a Alejandro Magno y sus conquistas y querían igualar sus hazañas, aunque poco se sabe acerca de las relaciones diplomáticas que mantenían Roma y Macedonia en aquellos tiempos. Julio César lloró en Hispania con la sola presencia de una estatua de Alejandro, lamentándose de que a su edad no había conseguido realizar tantas cosas.58 Cuando su heredero Augusto fue a visitar su tumba en Alejandría, le preguntaron si quería ver también el lugar de descanso de los faraones ptolemaicos, a lo que respondió que Alejandro era el único líder que merecía su visita.59 Pompeyo el Grande robó la capa de Alejandro, de 260 años de antigüedad, y se la puso como símbolo de grandeza. Augusto, en su empeño de honrar a Alejandro, rompió accidentalmente la nariz del cuerpo momificado mientras dejaba una guirnalda en el altar del rey. Calígula, el emperador desequilibrado, robó la coraza de Alejandro de su tumba para su uso personal.60 Los Macriani, una familia romana que ascendió al trono imperial en el siglo III d. C., llevaban siempre consigo la imagen de Alejandro, ya fuera estampada en brazaletes y anillos o cosida en sus ropas. Hasta en su vajilla estaba representada la cara de Alejandro, y la vida del rey se podía ver descrita con dibujos a lo largo de los bordes de los platos.
Alejandro Magno en la literatura
- De 1969 a 1981 Mary Renault escribió una trilogía de ficción histórica sobre Alejandro: Fuego en el paraíso (sobre su niñez y adolescencia), El muchacho persa(la campaña de Asia a partir de la conquista de Persia, narrada desde el punto de vista del eunuco Bagoas), y Juegos funerarios (sobre las luchas de losdiádocos). Alejandro también aparece brevemente en la novela La máscara de Apolo, y se alude directamente a él en El último vino, e indirectamente en El cantador de salmos. Además de estas obras de ficción, Renault también escribió una biografía histórica, The Nature of Alexander (traducida al castellano simplemente como Alejandro Magno).
- El polémico escritor francés Roger Peyrefitte escribió una trilogía sobre Alejandro que es considerada una obra maestra de erudición: La Jeunesse d'Alexandre(1977), Les Conquêtes d'Alexandre (1979) y Alexandre le Grand (1981).
- Una tercera trilogía fue escrita por el italiano Valerio Massimo Manfredi en 1998: El hijo del sueño, Las arenas de Amón y El confín del mundo.
- La novela Alejandro Magno, de Gisbert Haefs.
- La ucronía Alejandro Magno y las águilas de Roma, de Javier Negrete, publicada recientemente en España.
Juicios sobre su personalidad
Cualquiera que hable mal de Alejandro que lo haga contando no solo las cosas censurables que Alejandro hizo, sino que junte todo lo que Alejandro llevó a cabo, y vea así el conjunto. Que considere ese tal quién es él mismo y cuál es su suerte y, frente a eso, que calcule quién llegó a ser Alejandro y hasta qué grado de humana felicidad llegó... Que hable mal ese tal de Alejandro, él que será un personajillo insignificante que se ocupa en pequeñeces y es incapaz incluso de poner orden en ellas.Flavio Arriano, Anábasis de Alejandro Magno, libro VII, 30
Los (historiadores) modernos que lo han acusado de «una desagradable preocupación por su propia gloria» piensan en función de otra época. Hasta ese momento y de ahí en adelante, los más altos niveles de la literatura griega están impregnados del axioma según el cual ser digno de fama es la más honrosa de las aspiraciones, el incentivo de los mejores hombres para alcanzar las más altas cotas. Sócrates, Platón y Aristóteles lo aceptaron. Este ethos duró más que Grecia y Roma. La última palabra de la única épica inglesa es lofgeornost: ‘de lo más deseoso de fama’. Cierra el lamento de los guerreros ante el difunto Beowulf.Mary Renault, Alejandro Magno, cap. «Troya».
- Hermann Bengston:
Si alguien tiene derecho a ser juzgado de acuerdo con las normas de su propio tiempo, este alguien es Alejandro.Hermann Bengston, The Greeks and the Persians, citado por Mary Renault como introducción de la novela El muchacho persa.
Los historiadores, que no ven bien las guerras sin justificación ni las matanzas, ahora consideran a Alejandro excepcionalmente salvaje y cada vez más propenso a matar. Sus más viejos contemporáneos recuerdan a Hitler o Stalin (...) Hay historiadores modernos que, detestando el «imperialismo», intentan barrer estos movimientos considerándolos «pragmáticos» o muy limitados. Creo que sus prejuicios modernos les conducen a mal puerto, como les ocurre a muchos otros. Alejandro nació rey — no derrocó una constitución, como Hitler -. No tenía ni idea de qué era la limpieza étnica o racial. Quería incluir a los pueblos conquistados en su nuevo reino, el de Alejandro, mientras sus súbditos, por supuesto, pagaban tributos y no podían rebelarse.
- Victor Davis Hanson:
A demasiados estudiosos les gusta comparar a Alejandro con Aníbal o Napoleón. Un equivalente mucho mejor sería Hitler (...) ambos eran místicos chiflados, concentrados únicamente en el botín y el saqueo bajo la apariencia de llevar la 'cultura' a Oriente y 'liberar' a los pueblos oprimidos de un imperio corrupto. Ambos eran amables con los animales, mostraban deferencia a las mujeres, hablaban constantemente de su propio destino y divinidad, y podían ser especialmente corteses con subordinados aunque estuvieran planeando la destrucción de cientos de miles de personas, y asesinaron a sus colaboradores más íntimos.Victor Davis Hanson, The Wars of the Ancient Greeks and their Invention of Western Military Culture, Londres, Cassell, 1999, pp. 189-190.
- Nicholas G. L. Hammond:
Hemos mencionado muchas facetas de la personalidad de Alejandro: sus profundos afectos, sus fuertes emociones, su valor sin límite, la brillantez y rapidez de su pensamiento, su curiosidad intelectual, su amor por la gloria, su espíritu competitivo, la aceptación de cualquier reto, su generosidad y su compasión; y, por otro lado, su ambición desmesurada, su despiadada fuerza de voluntad: sus deseos, pasiones y emociones sin freno (...) en suma, tenía muchas de las cualidades del buen salvaje.N. G. L. Hammond, Alejandro Magno. Rey, general y estadista, Madrid, Alianza, 1992, p. 378.
- Paul Cartledge:
¿O no fue ninguno de estos [posibles Alejandros recreados por los sabios], o tenía algo de todos, o algunos, de ellos? (...) Mi Alejandro es una suerte de contradicción: un pragmatista con una veta de falsedad, pero también un entusiasta con una veta de romanticismo apasionado.Paul Cartledge, Alexander The Great. The Hunt for a New Past, Londres, Macmillian, 2004, pp. 193 y 197.
Territorios conquistados
Tácticas militares de Alejandro Magno
Las tácticas militares utilizadas por Alejandro Magno (356-323 a. C.) demuestran que ha sido uno de los más grandes generales de la historia. Durante la batalla de Queronea (338 a. C.), ganada contra los ejércitos ateniense y tebano, y las batallas del Gránico (334 a. C.) y de Issos (333 a. C.), ganadas contra elejército persa de Darío III, Alejandro empleó la táctica llamada del «martillo y el yunque». Sin embargo, en la batalla de Gaugamela (331 a. C.), los persas poseían un ejército ampliamente superior en efectivos al ejército macedonio. Esta táctica de cerco por las unidades de choque rápidas no era muy factible. Alejandro tuvo que componer y decidir una formación de combate innovadora para la época: dispuso sus unidades en niveles; fingió querer rodear al enemigo para poder dividirlo mejor y así abrió una brecha en sus líneas defensivas.
Índice
[ocultar]Composición y armas de las tropas[editar]
«...cuando fue rey Arquelao... organizó sus fuerzas para la guerra con mayor número de caballos, armas y recursos que el que tuvieron juntos los otros ocho reyes que le habían precedido.»1
Antes de él, la única infantería pesada de la que disponía el Reino de Macedonia le era suministrada por las ciudades griegas aliadas.
Sin embargo su verdadero creador fue Filipo II, considerado el inventor de la falange macedonia:2 una infantería pesada particularmente eficaz, liberada de una parte de su armamento defensivo — el escudo fue reducido en un tercio, la coraza abandonada, en provecho de una pica más larga (5,5 m),3 la sarissa, y de una velocidad de carga incrementada.
La longitud de las sarissas permitía aumentar el número de filas de hoplitas que podían combatir. La sarissa constaba de una punta en cada extremidad y pesaba mucho (5,6 kg). En su base, una corta punta de hierro le permitía ser plantada en tierra para parar la carga de los soldados enemigos.4 Esta estrategia era particularmente eficaz para romper las cargas de caballería o de las falanges adversarias. Pero, la falange macedonia era también temible en la utilización ofensiva: el principio era acumular el máximo de energía cinética para que el impacto de las lanzas fuera lo más devastador posible.3 Para ello, los hoplitas cargaban en grupo compacto de 16 filas tan apretadas que sus masas se acumulaban. El aligeramiento del equipo aumentó la velocidad de la falange, de tal forma que la energía cinética era proporcional al cuadrado de la velocidad (E=1/2Mv²).
Las falanges macedonias fueron desde entonces mucho más poderosas que sus homólogas clásicas y el impacto era susceptible de derribar muchas filas de soldados de infantería enemigas. Para aumentar este efecto las sarissas eran levantadas hasta la vertical durante la carga (formaban una red muy apretada que paraba los proyectiles) y puestas en horizontal en el último momento, el asta impelía hacia adelante el hombro del soldado de infantería creando una ola de choque que se propagaba hasta la primera fila y que liberaba un impacto destructor sobre la infantería enemiga, acumulando la energía de la masa impulsada de los hoplitas con la de la bajada de las sarissas.5 Fuera de la formación apretada de la falange, la sarissa causaba molestias durante las marchas, y por lo tanto, fue dividida en dos partes que eran unidas antes de la batalla.
Otra ventaja de este armamento es que era menos costoso, por lo que permitía equipar a un gran número de soldados. Esta reforma militar tuvo también consecuencias políticas considerables: permitía integrar una cantidad bastante mayor de macedonios en la defensa del reino, y en su vida política. Al final del reinado de Filipo, el número de macedonios movilizables en la infantería pesada reclutada sobre una base territorial estaba estimado en 30.000.
El ejército de Filipo constaba de un núcleo de infantes profesionales, los pezhetairoi (compañeros de a pie), que constituían la guardia real, y una leva territorial.
El ejército de Alejandro constaba de 24.000 infantes repartidos en 12 taxeis de falangitas de alrededor de 1.500 hombres y 3 quiliarquías de 1.000 hipaspistas. Hay que añadir un número indeterminado de arqueros y de otros falangitas ligeros. Alejandro extendió la denominación de pezhetairoi al conjunto de falangitas, lo que explica la lealtad que estos últimos dedicaron a su persona, y después de su muerte, a sus descendientes directos.
La segunda pieza maestra del ejército macedonio fue la caballería pesada reclutada entre la nobleza de Macedonia, llamada caballería de los Compañeros (hetairoi). Constaba de 3.000 caballeros al principio de las campañas de Alejandro, de los cuales 1.500 le acompañaron en Asia. Estaba dividida en 12 escuadrones, siendo el primero el 'Escuadrón real (basilikè ilè), que constituía la vanguardia (griego antiguo tο άγεμα, agêma) de la unidad. Este escuadrón tenía un efectivo de 300 caballeros, mientras que los otros constaban de 250 lanzas. Fue Alejandro quien habría extendido el nombre de Compañeros al conjunto de la caballería pesada macedonia.
La unidad básica de la caballería era una ila, escuadrón de 250 caballeros mandados por un ilarca, y estaba dividido en dos lochoi, divididos a su vez en dostetraquías de 60 caballeros, mandados por un tetrarca.
La formación táctica de la tetrarquía era la cuña, inventada por Filipo II: el tetrarca estaba en el vértice de esta formación triangular, mientras que los caballeros experimentados ocupaban el centro y las extremidades de las líneas de trece caballeros. El ilarca estaba acompañado de un heraldo que transmitía sus órdenes, y era auxiliado por hiparetas (sirvientes). Las cuatro cuñas de la ila se colocaban en una sola línea de intervalo, respetando un intervalo suficiente entre ellas para permitirles maniobrar. Esta formación permitía una mayor flexibilidad en las maniobras con un cambio rápido de la dirección de ataque. Se podían reunir de dos a cuatro ilai para formar una hiparquía o brigada, bajo el mando de un hiparco.6
Cada caballero disponía de un sirviente encargado de cuidar su caballo y su equipamiento. Los caballeros eran propietarios de su montura, y cuando se alistaban recibían el dinero necesario para comprar uno de calidad.6
Iba cubierto con un casco, al principio era del modelo frigio, pintado con los colores del escuadrón, hasta que Alejandro impuso el modelo beocio más simple. El casco mostraba las marcas del rango de su portador. Llevaba una coraza y botas, pero no escudo. Estaba armado con una larga lanza (xyston) hecha de madera de cornejo, provista de una doble punta para poder ser utilizada si se rompía. Como arma secundaria, el caballero llevaba en el costado izquierdo una espada curva (kopis, makhaira). Sólo los caballeros de las unidades pesadas llevaban armadura.
La utilización táctica de esta caballería estaba basada en el talón de Aquiles de las falanges: su vulnerabilidad en los flancos y en la retaguardia (era prácticamente imposible pivotar para parar un ataque por el flanco y por la retaguardia debido al estorbo de las sarissas).7 El efecto destructor de la falange se debía a lacohesión de los hoplitas durante el impacto, un ataque de caballería por los flancos o por la retaguardia era susceptible de desorganizar la formación y volverla vulnerable durante el impacto contra otra falange. Era la combinación de la falange y de la caballería en la táctica del martillo y el yunque la que proporcionó la ventaja táctica decisiva a los ejércitos de Alejandro Magno y que fue la base de la conquista su inmenso imperio.
Alejandro, en su periplo hasta el Indo, integró en su ejército el de los países vencidos y se inspiró en ellos para modificar el equipamiento de sus propias fuerzas.
Táctica del martillo y el yunque[editar]
Principio[editar]
Esta táctica no podía realizarse a menos que los dos ejércitos tuvieran más o menos el mismo número de efectivos, ya que consistía en encerrar al contrario por los lados.
- El "martillo" correspondía a la caballería pesada de los hetairoi que presionaba al adversario y lo contenía en un espacio cerrado.
- El "yunque" correspondía a la falange y a los hipaspistas (la infantería de élite) que intervenían justo después.
Fase 1: "El martillo"[editar]
Para llevar a las fuerzas enemigas lejos de su centro, la caballería macedonia rodeaba los flancos del ejército contrario, sistemáticamente por el flanco derecho que estaba comandado por Alejandro en persona, para luego intentar hacer un hueco y colocarse en las líneas enemigas, por lo que obligaban a sus enemigos a reagruparse.
Fase 2: "El yunque"[editar]
Atacando por los flancos, la caballería macedonia sorprendía a las tropas enemigas por la rapidez y fuerza de su impacto; en el centro, la falange y los hipaspistas avanzaban para abrir el segundo frente. Una vez se le cerraba el paso al enemigo, éste quedaba en una trampa. Generalmente, esto causaba una gran confusión porque no podía distinguirse si las unidades estaban dispersas o sólo mal coordinadas.
Táctica de la Batalla de Gaugamela[editar]
La Batalla de Gaugamela supuso la confrontación decisiva entre el ejército de Alejandro y el de Darío III (1 de octubre del 331 a. C.). También se la conoce como Batalla de Arbela, debido a su relativa proximidad (100 km) con la ciudad de Arbela, la actual Erbil, al norte de Irak.
Número de efectivos[editar]
Alejandro Magno disponía de un ejército de 47.000 hombres, que eran pocos si los comparamos con los de Darío, quien según los historiadores modernos reunió entre 100.000 y 240.000 soldados (cifra máxima debido a los problemas de suministro). La técnica del "martillo" y del "yunque", que fue la clave de las victorias de Alejandro hasta entonces, ya no podía conducir a la victoria, pues era en efecto imposible rodear a la totalidad del ejército persa.
Desarrollo de la batalla[editar]
Disposición en niveles[editar]
Con el fin de no dejarse rodear por la innumerable caballería persa, Alejandro decidió disponer a sus tropas en niveles, algo completamente innovador en laAntigüedad. Alejandro tomó el mando del ala derecha de la caballería de compañeros (hetairoi), mientras que Darío III permaneció en el centro, en medio de sus tropas. Para ocupar el máximo terreno posible, Alejandro decidió alargar su flanco derecho. Avanzaba al trote para que le siguieran de cerca sus batallones de tiradores de élite (soldados de a pie equipados con hondas o lanzas de corto alcance), que Alejandro tenía como tropas de apoyo. Dicha táctica le sirvió para hacer que el ejército persa no se percatara de su presencia. Los falangistas y la caballería de Tesalia y Tracia, situada en el ala izquierda bajo el mando de Parmenión, tenían que mantener su posición durante todo el tiempo posible.
Ocupación máxima del terreno[editar]
El plan de Alejandro funcionó: las tropas A, B y C (letras asignadas arbitrariamente para permitir una definición rápida) les bloquearon el paso, creando así una brecha en el ejército persa. Dando un rápido revés, Alejandro dio media vuelta para dirigirse a la brecha. Los honderos y los lanzadores de jabalina, que hasta entonces estaban tapados por el ala derecha de la caballería, se descubrieron y llevaron a cabo su misión. En los demás frentes, la caballería del ala izquierda y la infantería de Alejandro resistieron a pesar de todo la embestida de los carros persas sobre el centro macedonio.
Retirada de Darío[editar]
Los honderos y lanzadores de jabalina atacaron a las tropas A, B y C para impedirles realizar sus maniobras. Al desestabilizarse, estas tropas perdieron la formación. Alejandro se metió de lleno en la brecha y decidió ir a por Darío III, subido en su carro y protegido por la Guardia Real. Cuando Darío vio lo que Alejandro pretendía hacer, comprendió que no le quedaba más opción que huir. Su huida desmoralizó a las tropas. En los otros frentes, el ala izquierda y la falange comenzaron a dar signos de debilidad, ya que las tropas que les atacaban no oyeron la señal de retirada por encontrarse en medio del fragor de la batalla y alejados del rey persa.
Persecución de Darío[editar]
Tal y como ocurrió en la Batalla de Issos, Alejandro estuvo a punto de capturar a Darío, pero la caballería del ala izquierda estaba muy debilitada. Alejandro decidió entonces dejar ir a Darío para poder salvar a su ejército. Aprovechando la situación en que se encontraban los macedonios, las tropas persas huyeron del campo de batalla con sus jefes. Alejandro tenía la victoria asegurada, a pesar de que al principio de la batalla su posición no era favorable, pero quedó decepcionado por no haber podido capturar o matar al Gran Rey.
Darío huye con su guardia de Inmortales y la caballería bactriana. Alejandro y sus compañeros les persiguieron en vano durante 120 km. Darío murió poco después en las montañas de Media, asesinado por sus dignatarios. A raíz de esta victoria, Alejandro es coronado como rey de Asia en una ceremonia fastuosa celebrada en Arbela y a su llegada a Babilonia.
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