Violencia en el futbol
Mi elección del tema sobre la violencia en el fútbol para este post, surgió debido a los frecuentes casos que aparecen todos los domingos en los encuentros de fútbol en la Argentina. Es una enfermedad que asota a este deporte muy seguido últimamente, a pesar de todos los intentos que se han llevado a cabo para terminar definitivamente con la violencia. Hoy en día ir a ver un partido no es tan fácil como décadas atrás, ahora hay que entrar al estadio mirando para todos lados y agarrando fuerte la billetera, por eso queremos que el fútbol vuelva a ser un espectáculo digno de disfrutar.
"La violencia en el fútbol se produce por las siguientes causas:
Hipotesis 1- No hay una ley que avale la detención y retención de un hincha por disturbios dentro de un estadio por un largo periodo.
Hipotesis 2- La corrupción que existe dentro del fútbol sigue siendo alimentada por todos los que forman parte de este negocio.
Hipotesis 3- La mala preparación y actuación de los policías en los diferentes eventos.
Hipotesis 4- La situación social del país también influye en el comportamiento de los hinchas.
Hipotesis 5- La falta de seguridad en la mayoría de los estadios del fútbol argentino.
Confusion en el poder
La situación de la violencia en el fútbol se puede ver reflejada en diferentes aspectos:
La relación entre los dirigentes y los barra bravas en el fútbol es cada vez más evidente. Uno de los últimos casos que podemos citar es el secuestro de entradas por parte de la policía cordobesa a la hinchada de River durante su viaje a Córdoba. Se confirmo que el talonario de 150 entradas no eran falsas y no aparecieron por arte de magia en el ómnibus que trasladaba a parte de la gente más pesada de River. Y seguramente nos la pago de su bolsillo el jefe de la barra brava de River. Allegados a River aseguran que es un secreto a voces la entrega de entradas a la barra. Y hablan de un numero cercano a las 500 entradas de local y 200 de visitante. Pero River nos es una isla. Sea por miedo, utilización política o negocio, la relación barras-dirigentes queda expuesta en muchas oportunidades y en otros clubes.
La otra cara de esta situación es el caso de Estudiantes. El club corto las entradas a la barra y hubo represalias. El presidente fue amenazado, al vicepresidente le balearon el negocio y uno de los dirigentes fue agredido. Queda claro que los dirigentes conocen bien a las barra bravas.
La esencia del fútbol contagiada
Los jugadores y los árbitros también tienen parte de culpa en el asunto dando lugar a las suspicacias del juego. El fútbol argentino tomó lo peor de la sociedad y lo traslado al rectángulo del juego. Se lleno de simuladores y vigilantes, de ventajeros de cuarta, capaces de festejar una tarjeta amarilla o roja recibida por un rival como si fiera un gol de su equipo. Tenemos muchos ejemplos, de los cuales podemos destacar los siguientes:
Huracán-Argentinos: En el ultimo minuto, Monserrat (Arg) fue en busca de venganza y lo levanto a Moner (Hur) por el aire frente al banco de Huracán provocando la reacción de todos. Un minuto antes, Moner, con el afán de perder tiempo, le apunto e hizo blanco en el banco suplente de Argentinos, levantando la misma polvareda.
Chacarita-River: El técnico de Chacarita, Osvaldo Sosa, no soporto que Patricio Hernández, ayudante de Américo Gallego en River, reclamar ante el cuarto arbitro por una supuesta incursión de Chiche Sosa por las zonas prohibidas de la cancha. Y lo que parecía un tema menor fue el disparador de viejos rencores y el técnico de Chacarita calificó de vigilante al ayudante de Gallego a la hora de las declaraciones. Pero tampoco fue feliz la actitud de Silvio Canario (jugador de Chaca), que cuando fue reemplazado se retiro aleteando como una gallina en un gesto absolutamente provocador.
Las historias se repiten. Los permanentes e irritantes reclamos de Claudio Ubeda ante cada roce con un adversario que provocan molestias hasta en la propia gente de Racing, el ya conocido histeriquismo de Guillermo Barros Schelotto o las eternas protestas de Hernán Díaz, parecen un clásico de todos los Domingos.
Por su parte, los árbitros suelen hallarse desbordados y quedan desdibujados en el campo de juego. Reciben continuas presiones y no encuentran la manera racional de establecer una autoridad que contribuya al juego limpio. Además, frecuentemente terminan avalando simulaciones y permitiendo que crezca la aureola de violencia entre los jugadores.
La policía cómplice
También es reprochable la actitud de la policía en los estadios de fútbol, donde muchas veces no tienen la capacidad necesaria para apaciguar los ánimos de los hinchas. Sin saber prevenir choques entre hinchadas, o reprimiendo con desmesura y sin reflexionar sobre las consecuencias de sus actos, los operativos policiales poco hacen para crear condiciones mas propicias para el desenvolvimiento del espectáculo deportivo.
CONCLUSIÓN:
"El fútbol no escapa al contexto social que lo rodea", que si bien es cierto, no logra el enfoque hermenéutico ni los supuestos teóricos que permitan clarificar la violencia en el fútbol, más cuando los agentes difusores del fútbol, son empobrecedores de la cultura.
Entre los elementos claves que provocan la violencia en el fútbol se pueden destacar los siguientes:
1. Ante la carencia de identidad social y del vacío racional, los hinchas hacen uso de actitudes incontroladas y de pasiones ciegas que arremeten contra el otro equipo, sin respetar la convivencia en medio de las diferencias sociales, económicas, políticas.
2.Las barras bravas poseen un lenguaje de cargadas, de vulgaridades horribles, un lenguaje degradado y degradante.
3. Las barras se han constituido en un elemento de identidad, de poder que cohesionan y socializan, donde el arma no se oculta, sino se luce para ser temido y admirado. En cambio, la delincuencia profesional es clandestina y anónima y mimetiza en el conjunto social.
4. Las barras son núcleos barriales que animan e insultan tanto al equipo contrario como al de su propio equipo, en momentos de crisis de la institución. Para ironía de la barra, los integrantes de los equipos se saludan y se intercambian camisetas, mientras ellos mutuamente se agreden.
5. Un componente del explosivo Molotov es la policía que lejos de causar temor en los aficionados, son despreciados porque no van a calmar los ánimos sino a provocarlos.
6. El silencio cómplice de los medios de comunicación lo compromete con la violencia por disimular o simular antes que decir y denunciar a los agentes generadores y agenciadores de la violencia.
7. El estadio tiene un embrujo nefasto donde las personas más decentes sufren una metamorfosis letal y violenta cayendo en el plano de la obtusa vulgaridad, incluso se le deforma su rostro, se le enceguece la mente y los canales de la reflexión.
Para recordar terribles imagenes
"La violencia en el fútbol se produce por las siguientes causas:
Hipotesis 1- No hay una ley que avale la detención y retención de un hincha por disturbios dentro de un estadio por un largo periodo.
Hipotesis 2- La corrupción que existe dentro del fútbol sigue siendo alimentada por todos los que forman parte de este negocio.
Hipotesis 3- La mala preparación y actuación de los policías en los diferentes eventos.
Hipotesis 4- La situación social del país también influye en el comportamiento de los hinchas.
Hipotesis 5- La falta de seguridad en la mayoría de los estadios del fútbol argentino.
Confusion en el poder
La situación de la violencia en el fútbol se puede ver reflejada en diferentes aspectos:
La relación entre los dirigentes y los barra bravas en el fútbol es cada vez más evidente. Uno de los últimos casos que podemos citar es el secuestro de entradas por parte de la policía cordobesa a la hinchada de River durante su viaje a Córdoba. Se confirmo que el talonario de 150 entradas no eran falsas y no aparecieron por arte de magia en el ómnibus que trasladaba a parte de la gente más pesada de River. Y seguramente nos la pago de su bolsillo el jefe de la barra brava de River. Allegados a River aseguran que es un secreto a voces la entrega de entradas a la barra. Y hablan de un numero cercano a las 500 entradas de local y 200 de visitante. Pero River nos es una isla. Sea por miedo, utilización política o negocio, la relación barras-dirigentes queda expuesta en muchas oportunidades y en otros clubes.
La otra cara de esta situación es el caso de Estudiantes. El club corto las entradas a la barra y hubo represalias. El presidente fue amenazado, al vicepresidente le balearon el negocio y uno de los dirigentes fue agredido. Queda claro que los dirigentes conocen bien a las barra bravas.
La esencia del fútbol contagiada
Los jugadores y los árbitros también tienen parte de culpa en el asunto dando lugar a las suspicacias del juego. El fútbol argentino tomó lo peor de la sociedad y lo traslado al rectángulo del juego. Se lleno de simuladores y vigilantes, de ventajeros de cuarta, capaces de festejar una tarjeta amarilla o roja recibida por un rival como si fiera un gol de su equipo. Tenemos muchos ejemplos, de los cuales podemos destacar los siguientes:
Huracán-Argentinos: En el ultimo minuto, Monserrat (Arg) fue en busca de venganza y lo levanto a Moner (Hur) por el aire frente al banco de Huracán provocando la reacción de todos. Un minuto antes, Moner, con el afán de perder tiempo, le apunto e hizo blanco en el banco suplente de Argentinos, levantando la misma polvareda.
Chacarita-River: El técnico de Chacarita, Osvaldo Sosa, no soporto que Patricio Hernández, ayudante de Américo Gallego en River, reclamar ante el cuarto arbitro por una supuesta incursión de Chiche Sosa por las zonas prohibidas de la cancha. Y lo que parecía un tema menor fue el disparador de viejos rencores y el técnico de Chacarita calificó de vigilante al ayudante de Gallego a la hora de las declaraciones. Pero tampoco fue feliz la actitud de Silvio Canario (jugador de Chaca), que cuando fue reemplazado se retiro aleteando como una gallina en un gesto absolutamente provocador.
Las historias se repiten. Los permanentes e irritantes reclamos de Claudio Ubeda ante cada roce con un adversario que provocan molestias hasta en la propia gente de Racing, el ya conocido histeriquismo de Guillermo Barros Schelotto o las eternas protestas de Hernán Díaz, parecen un clásico de todos los Domingos.
Por su parte, los árbitros suelen hallarse desbordados y quedan desdibujados en el campo de juego. Reciben continuas presiones y no encuentran la manera racional de establecer una autoridad que contribuya al juego limpio. Además, frecuentemente terminan avalando simulaciones y permitiendo que crezca la aureola de violencia entre los jugadores.
La policía cómplice
También es reprochable la actitud de la policía en los estadios de fútbol, donde muchas veces no tienen la capacidad necesaria para apaciguar los ánimos de los hinchas. Sin saber prevenir choques entre hinchadas, o reprimiendo con desmesura y sin reflexionar sobre las consecuencias de sus actos, los operativos policiales poco hacen para crear condiciones mas propicias para el desenvolvimiento del espectáculo deportivo.
CONCLUSIÓN:
"El fútbol no escapa al contexto social que lo rodea", que si bien es cierto, no logra el enfoque hermenéutico ni los supuestos teóricos que permitan clarificar la violencia en el fútbol, más cuando los agentes difusores del fútbol, son empobrecedores de la cultura.
Entre los elementos claves que provocan la violencia en el fútbol se pueden destacar los siguientes:
1. Ante la carencia de identidad social y del vacío racional, los hinchas hacen uso de actitudes incontroladas y de pasiones ciegas que arremeten contra el otro equipo, sin respetar la convivencia en medio de las diferencias sociales, económicas, políticas.
2.Las barras bravas poseen un lenguaje de cargadas, de vulgaridades horribles, un lenguaje degradado y degradante.
3. Las barras se han constituido en un elemento de identidad, de poder que cohesionan y socializan, donde el arma no se oculta, sino se luce para ser temido y admirado. En cambio, la delincuencia profesional es clandestina y anónima y mimetiza en el conjunto social.
4. Las barras son núcleos barriales que animan e insultan tanto al equipo contrario como al de su propio equipo, en momentos de crisis de la institución. Para ironía de la barra, los integrantes de los equipos se saludan y se intercambian camisetas, mientras ellos mutuamente se agreden.
5. Un componente del explosivo Molotov es la policía que lejos de causar temor en los aficionados, son despreciados porque no van a calmar los ánimos sino a provocarlos.
6. El silencio cómplice de los medios de comunicación lo compromete con la violencia por disimular o simular antes que decir y denunciar a los agentes generadores y agenciadores de la violencia.
7. El estadio tiene un embrujo nefasto donde las personas más decentes sufren una metamorfosis letal y violenta cayendo en el plano de la obtusa vulgaridad, incluso se le deforma su rostro, se le enceguece la mente y los canales de la reflexión.
Para recordar terribles imagenes
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